“Ey Luis, jugamos esta noche un amistoso en Haedo, veni a
vernos”, me posteó un jugador en el Facebook. Me había perdido la posibilidad
de presenciar este Midland 2013 hace unos días cuando jugaron ante Hurlingham
en su casa, y por razones de iluminación no se disputó la revancha, por lo que
apenas recibí la invitación, no lo dudé, ya que era la excusa perfecta para
adentrarme a full en este nuevo desafío que encara el Funebrero en la Federación Metropolitana.
Los había visto entrenando, y observé la gestación de una nueva estructura, con
muchos jugadores nuevos, llegados en su mayoría desde Casa de Padua, reforzando
un plantel con varias ausencias respecto a la última presentación cuando quedó fuera de competencia en la primer instancia de eliminación ante Bernal.
De aquel grupo, solo estaban Adrián Quiroga, Matías López, Juan Rosa,
Cristian Guerra y Matías Tirelli como único juvenil. A ellos se le sumaban dos
caras conocidas por la parcialidad local, Gastón Pájaro y Adrián Carmagnola. El
resto, rostros, para mí, desconocidos. Lo que vi., va líneas abajo,
ahora me enfoco en el mini partido disputado ante Centro Español; digo
mini porque el entrenador local decidió por motus propio darlo por finalizado apenas iniciado el tercer parcial, cuando el marcador (en mi hoja de anotaciones, debido a que el entrenador también decidió promediando el
amistoso que no se llevara mas el conteo) indicaba un 18-10 favorable a
Midland, merced a una acción brusca (sinceramente no la vi., aunque si existió,
debió ser algún exabrupto verbal o una jugada fuerte propia de un cotejo, ya
que los jugadores continuaron unos segundos más hasta que se dio por terminado, ante
la sorpresa general, al menos para la visita. Quedó la sensación en el aire que el local no tenía ganas de afrontar este partido.
Patricio Caris está
armando aún el equipo que afrontará la competencia oficial, pero se halla en
una encrucijada costosa para develar. Posee un plantel larguísimo, a los sobrevivientes de la aventura 2012, y los nuevos, se
agregaron Nahuel Pérez (otro que disputó íntegramente el torneo pasado) y Gastón
Bosso. Sí, uno de los más fantásticos
jugadores que hayan vestido la camiseta funebrera regresó a su terruño, luego
de un éxodo al sur argentino donde su amigo Lucas Romero lo llevò para
trabajar y jugar una liga local, retornó a su ciudad de origen con el fin de afrontar desafíos
personales y sentimentales. Ya en la radio, Gabriel Seminara (parte del staff
de “Territorio Naranja", que sale los domingos a las 21 en AM Contacto 1460), me
había anticipado esa posibilidad, porque había hablado con Gastón, y la confirmación
de verlo en plenitud me llenó de alegría, expresándoselo en el
abrazo que nos dimos. Bosso representa ese básquet champagne que regó las
canchas en aquel cada vez más épico ascenso del 2009, y si Pato logra concretar
un grupo humano accesible y liberado de cortocircuitos internos innecesarios,
suma un elemento que transcurridos los meses será vital para aspirar a metas
superadoras.
De acuerdo a lo
poco que pude presenciar, el técnico está ante su propio laberinto al instante
de armar un plantel estable, donde los nombres salen de memoria. Por un lado,
posee materia prima envidiable, y si se basa en sus conceptos (“mis equipos deben ser rápidos, presión toda la cancha, correr los 40 minutos.
Viste la UAI ?,
algo así quiero armar", me dijo aquella noche cuando se canceló la revancha
contra Talleres de Remedios de Escalada porque la visita se había olvidado la
documentación), deberá optar en su mayoría por los jóvenes recién llegados,
quienes juegan a una velocidad cósmica para la divisional, y en esa dirección deberá
hacer cirugía mayor. Ahora bien, probablemente a Caris le asalten pensamientos
opuestos, y allí es donde seguramente tiene centrado su intríngulis con apenas
tres semanas antes de iniciar la competencia. Porque nadie en este momento puede
garantizarle que desarrollados los meses y los partidos, ninguno vaya
desertando del proyecto, y desde esa posibilidad, debe tomar los recaudos
necesarios, lo que implica seguir confiando en jugadores con menor bagaje físico
y/o técnico, pero constantes a la hora de decir presente en los entrenamientos,
y ello al instante de armar un grupo resulta prioritario.
Pato decidirá el
corte final apenas sepa de los propios jugadores a que aspiran, y con ello, el
compromiso grupal para lograr esos objetivos. Habrá una charla donde los
protagonistas desgranen sus sentimientos y sus prioridades, desde allí
iniciar un trayecto donde algunos deberán entender que si se quedan en la conformación
del grupo deberán apoyar sin máculas cuando no les toque jugar, o en sus
posiciones existan otros con presentes más óptimos. Después de un tiempo de
divismos adolescentes, nadie será indispensable, el lugar habrá que ganárselo
con sacrificio, constancia y ganas de sumar en lo interno.
Anoche, en el mini
amistoso, hubieron dos quintetos bien diferenciados; el primero, con Hernán
Adamoli en la base (no es base natural, pero todo apunta a que inicialmente será
quien maneje los hilos de las jugadas), Cristian Bernardo, Cristian Guerra, Adrián
Carmagnola y Federico Piquìn. La media cancha plasmó esa idea del entrenador de
correr constantemente, con un Adrián a quien algunos años alejado de la Federación e instalado
en ligas zonales no le quitó en absoluto una versatilidad y energía que lo
ubica decididamente en la carrera por el 5 titular. Deberá mostrar que ciertas
decisiones del pasado son eso, pasado, y ya puedo imaginar un dúo fantástico
con Bosso para delicia de quienes asistan cada semana a presenciar los
partidos.
El segundo
quinteto, llevó a Juan Rosa en la base, bien acompañado por Adrián Quiroga
(definitivamente, líder de este plantel), Gastón Pájaro, Sergio Piquìn y
Esteban Pinasco. Y aquí el juego fue disímil, aunque más efectivo y sólido, con
la sapiencia y aplomo de jugadores experimentados. Y la prueba cabal de que no
necesariamente haya que apostar por un solo sistema de juego, sino que la
variedad de recursos permite apuntarle a la versatilidad:
no todos los rivales serán la UAI ,
ni todos serán Centro Español, por mencionar dos extremos. Así que en esta
sobreabundancia (el propio árbitro del cotejo se me acercó y preguntó cuántos jugadores
había incorporado Midland en referencia al año pasado) define por estas horas
la decisión final del técnico para finiquitar su plantel estable.
En el tercer cuarto
ingresaron Matías López, Gastón Bosso, Alan De Rocca, Nahuel Pérez y Adrián
Carmagnola como único repetido. A los dos minutos se desencadenó la jugada que determinó
la cancelación del partido, la certeza de que a veces un partido entre
jugadores del mismo club suma más que enfrentar rivales sin ninguna expectativa
de competencia real (ver ciertas pérdidas de balones, cierto desapego al roce,
era evidencia de que Centro Español tomó esto con una liviandad pasmosa), y las
expectativas por el inicio del torneo, los rivales que habrán, y la necesidad
de no volar alto en la primer rueda cuando lleguen victorias abrumadoras ante
contrincantes como el de anoche. La experiencia del año pasado, con ese 19-1
que encandiló e hizo mas dolorosa la caída abrupta deja como enseñanza que lo
prioritario es armar un conjunto con un bagaje técnico, deportivo y humano que
llegue a noviembre con chances concretas.
Para el hincha melancólico,
será posiblemente un golpe duro de entrada llegar al gimnasio de Libertad y
hallar tantos rostros nuevos; de aquellos equipos integrados por los pibes que
alternaban la primera con sus categorías de tira, queda poco y nada, pero en
esto el entrenador no tiene un ápice de responsabilidad: él no le cerró la
puerta a ninguno…
Para quien esto
escribe, si se amalgama un grupo con visiones, necesidades y entregas disímiles,
viene un año interesante, con la confianza de asistir a cualquier cancha y no
retornar con goleadas oprobiosas. Y sobre la marcha, ir analizando lo que hay
enfrente (el 2012 mostró la D
más fuerte de la historia de la federación, con equipos directamente con nivel
B). Pero claro, la palabra final la tienen los jugadores; al menos eso es lo
que Patricio me dejó entrever anoche. Si hay compromiso, si se dejan de lado
ciertas subestimaciones a la institución, si se respetan los contrincantes que
vienen, si se aceptan a quienes se suman ahora y si se trabaja con convicción
que la camiseta está por encima de cualquier apetencia personal, Midland puede
presentar este año un equipo temible y competitivo.