A mi me gusta ganar a todo. Absolutamente a todo, aun a sabiendas que en la mayoria de las situaciones voy a perder. Y he perdido tanto en la vida que aprendi a resistir en la derrota, a fortalecerme en la misma. Pero por sobre todo, a enfrentar la derrota con la mayor dignidad posible, comprendiendo que mas alla de mis apetencias personales, no existe el triunfo permanente, en ningun orden de la vida. Anoche comprobé que el primer equipo de Midland aprendió también a ser resistente a la derrota, y saber convivir con ella cuando aparece, sin dramas, sin histerias, sin escándalos. Y definitivamente, esa posición frente a la vida deportiva, lo termina haciendo más grande. Anoche, nuestro equipo fue grande en la adversidad, supo mostrarse digno ante un rival que en esta serie eliminatoria fue superior, jugó mucho mejor y merecidamente ocupa un lugar en la final. Merecimientos nacidos exclusivamente en esta serie, mamarracheada desde la Federación, manchándola desde el vamos con una alteración inexplicable donde quien hizo mejor las cosas durante meses es castigado en detrimento de quien hizo muy bien las cosas también, pero menos que Midland. El Funebrero no estará en la gran final, devaluada a partir de la sospecha que algo malo se pergeñó en los escritorios, donde uno fue despojado de un derecho adquirido dentro del campo de juego, y donde el justo ganador ni siquiera se animó a festejar como merecía porque también fueron conscientes del desorden administrativo; pero nadie podrá quitarle el derecho al subcampeonato, a esa proeza que hoy parece menguada, pero le puedo asegurar que en vista a la calidad de los rivales, a los momentos transcurridos, esta posición es soñada. Bien lo escribió Fernanda en el comentario anterior, nuestros pibes tomaron el cielo por asalto, y resultó tan encantador como el infierno descripto por el Indio Solari. Y es tan fascinante vivir este momento que mientras hago un racconto no puedo dejar de emocionarme frente a la pantalla de la pc trayendo a mi mente esos minutos en los que nuestros pibes suplieron la evidente inferioridad con un corazón inmenso. Lo desgarraron de sus cuerpos, lo pusieron aún sangrantes en sus manos y lo ofrendaron sobre el espectacular piso del microestadio de Uade; no alcanzó, pero esa actitud durante todo el partido mereció el aplauso de quienes ocupamos las tribunas (nuevamente fuimos locales, como en casi todas las canchas que visitamos) y el reconocimiento a estos jugadores que llegaron a esta instancia desgastados mentalmente, exhaustos fisicamente e interiormente satisfechos por el objetivo de saber que arranca el 2010 en una categoría más acorde a lo que significa Midland en básquet. Y si la sangre exhudando de esos corazones no bastó para que el local se alzace con la victoria 85-71 se debió a lo determinante que resultó el base de ellos, jugando un cotejo perfecto, metiéndose a sus compañeros al hombro y llevándolos a la rastra cuando los Seminara Boys fueron al galope en un último intento por revertir lo que a esa altura aparecía en un punto posible (ganar el encuentro) y en otro inalcanzable (ganar por 17); fue el instante mágico de la noche, cuando parecía que Midland jugaba con 7 jugadores, porque no le permitió al local pasar la mitad de cancha, porque los veías tirarse al suelo para recuperar balones, porque atacaban tres contra uno, porque definitivamente fue en un lapso el gran equipo que copó las canchas de todo el Gran Buenos Aires y que lo hizo dueño del increíble segundo puesto, ser la absoluta revelación del certamen, y ganarse el respeto unánime de todos, aun de quienes son superiores. Un dato: un dirigente de Berazategui se comunicó con Gabriel y le transmitió el deseo de que la final fuese entre las dos instituciones, ya que consideraba justo que después de tanto trajín, la disputasen los dos mejores. Reconocimiento ganado por este equipo sublime por parte de otro que fue demasiado para la categoría y que arranca en una divisional superior con chances evidentes de ser protagonista directo. Reconocimiento también (nobleza obliga) al técnico de Uade, que después de sus exabruptos aquella noche de octubre, en esta serie fue un caballero con el rival, dedicándose solo a impartir arengas a sus dirigidos. Y felicitarlo por el planteo adoptado ante los nuestros, porque tomó nota de la paliza sufrida en la primera fase, corrigiendo aspectos que le ayudaron a ganarnos los tres partidos posteriores.
Pero vuelvo a nuestros chicos; si tengo que buscar atenuantes para la caída, puedo detenerme en dos aspectos técnicos: volvieron a perderse muchos balones (10, aunque lejos de la hecatombre de la ida, cuando alcanzó la friolera de 25) y se falló demasiado en ataque, no creo que el porcentaje de tiros haya alcanzado el 30%. No se me ocurren otras cuestiones, porque el equipo no jugó mal, aunque obviamente no fue la maquinita aceitada de otras ocasiones; aún a riesgo de equivocarme, creo que el partido lo ganó el base de ellos, fue una actuación majestuosa, dejó en claro que es el responsable de llevar a su equipo a esta instancia, y no me refiero solo a los play offs. En tren de comparaciones, sigo sosteniendo que Santiago es un fenómeno, pero si el no jugaba este año (apenas tiene 17 años), Midland igual ascendía, porque tiene un plantel más parejo, con buenos jugadores en sus líneas, versátiles, donde obviamente el plus de calidad lo da Santi con su fabulosa categoría; ahora, si este base de Uade no jugaba (son estudiantes, y así como ahora está, quizas el año entrante no), su equipo no entraba ni al repechaje. Pero bueno, estuvo y decidió que nuestros pibes finalizaran anoche su participación en este 2009.
Y este 2009 finaliza lánguido, como un otoño gris, llegado después de un verano abrasador; nuevamente remito al racconto, y cual pensador sentado en un sofá mullido frente al ventanal que da al parque transfiero mi mente a momentos emocionantes y específicos. Pienso en aquel triple final de Gastón Pájaro en Pontevedra, cuando el equipo se recibió de candidato, partiéndole el alma a un Cepa que venía con un andar soberbio; pienso en aquella charla de entretiempo de Gabriel en Villa Ballester, cuando el equipo aún estaba en gestación y debió apelar a la emoción sincera para despertar a un equipo que hasta ese momento estaba encarando el torneo solo para ser partenaire de otros, jugando un primer tiempo espantoso frente a Sociedad Alemana. A esta altura, sostengo que en esa charla inició todo lo que vino después, no solo desde lo resultadista (de hecho, fueron 8 victorias en cadena, terminando la primera fase primeros juntoa Beraategui con solo un partido perdido) sino desde lo anímico, porque este equipo se creyó superior a todos, y esa soberbia deportiva lo llevó a pisar gimnasios inexpugnables y derrumbar sus fortalezas. Pienso en aquel primer partido frente a Uade y la imagen del Cabezón encestando 6 triples en una noche donde junto a Santiago armaron un festival que enloqueció al técnico rival. Pienso en aquel partido contra Cedem en casa, con baile incluído, donde Bozzo brilló con luz propia y que mereció el nacimiento del "basquet champagne" tan bien descripto por Andrés. Y hablando de Andrés, como olvidar esa noche soñada en Burzaco, con esa previa que nos llevaba como cordero al matadero, y merced a su serena sabiduría condujo al equipo a la más impresionante victoria del equipo, con un desarrollo de todo el entorno digno de un guión de película. Eso. El día que se haga una película de este equipo, la trama central va a estar basada en esa noche, en esa previa, en ese entorno con intendente local y esposa incluidos, y esa performance...creame que ni siquiera en las palizas que se le dieron a Cedem y Uade en casa nuestros pibes jugaron como esa noche, y allí Andrés fue el caudillo técnico, como lo fue Leo, un jugador espectacular, dueño de una agilidad sorprendente. Como lo fue Fede, cargándose la presión que venía de las 200 personas que no paraban de gritar, o Maxi, tirándose al suelo de cabeza para recuperar balones, como recuperó anoche, jugando un gran partido defensivo. En esta ensalada de recuerdos, remito al tridente Santi, Cristian, Bozzo en Ituzaingó, donde se rió de la localía del Gei y le asestó una derrota conmocionante, con una performance sublime. Y en ese partido me acuerdo del primer cuarto del Bata, adueñándose del ambos tableros, mostrando chapa de cacique en territorio ajeno.
Y para los que estuvimos en La Paternal, traer a la memoria aquella jugada de Gastón Bozzo, que mereció el aplauso del banco local. Aquella dignidad ante Berazategui, cuando teniendo el aro local cerrado, jugaron con el cuchillo entre los dientes para que su rival no hiciera una diferencia escandalosa, logrando el hito de que Berazategui tuviese el tanteador mas bajo de la temporada. Y tantos otros momentos vividos.
La felicidad de compartir las tribunas con el papa de Fede, los padres de Ale, el papa de Cristian, con Pepe, con la mama de Anahí, divertirme en medio de la indignacion aquella noche en 3 de Febrero con el robo arbitral al que estabamos asistiendo, cuando Don Rush le mostró los lentes al juez para prestarselos y el arbitro (un autentico mamarracho) fue a decirle a Gabriel que nos callara, y el banco local salió en defensa del arbitro porque le convenía tener a alguien tan parcial...
La alegría de saber que cada viaje al lugar donde fuese, ahí tenía mi asiento reservado en el auto del Bata, y decididamente nos acompañaban Santiago y Cristian en los asientos traseros. No puedo dejar de mencionar risueñamente aquella experiencia inicial, cuando rumbo a Villa Ballester, en una noche gélida, se me ocurrió bajar la ventanilla para disfrutar del aire helado, sin tomar nota que atras mío estaba Santi, a lo que Javier me recordó que si un resfrío dejaba al pendejo prodigio afuera del partido, Gabriel de una patada me mandaba de vuelta a Libertad sin escalas previas... Momentos que al finalizar esta crònica me llevan a recordar a mi viejo, quien era un fan enfermizo de Leonardo Favio, cuando en la canción Chiquilladas, entonaba con su voz gloriosa aquello de "lindo haberlo vivido para poderlo contar".
Para mí fue lindo haberlo contado, no se que deparara el año entrante. Ojalá me encuentre en febrero en el gimnasio del club y vea a los mismos pibes, porque algo lindo se generó; lo llaman mística, y fue esa mística lo que logró el milagro de salir segundos, de ascender directamente y de disputar un play offs para acceder a una final que tiene un campeon de antemano. A Midland le tocó perder la serie, pero como escribí al principio, en la derrota uno puede hacerse más grande. Y Midland revalidó su grandeza. Y por eso los aplausos finales desde acá. Gracias por tanto, perdón por tan poco.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
0 comentarios:
Publicar un comentario