Abismo

   Mar de fondo. Alguien del plantel, con una enorme carga de calentura y tristeza, me empieza a confesar sus sensaciones después del espantoso partido que jugaron ante Defensores de Banfield, perdiendo 73-51, un resultado absolutamente mentiroso, porque si la visita no se calmaba con sus porcentajes altísimos de eficacia, el score debería haber mostrado una diferencia cercana a los 40 puntos. Fue la peor producción que le haya visto a este equipo desde que comencé a seguirlos, con una entrega ante su contrincante (un equipo nada fuera de lo común) llamativamente temprana, como si de antemano entrasen al rectángulo dispuestos a perder. No hay muchas explicaciones para analizar a un equipo que a los 15 minutos de juego ya entregó el cotejo, sin ánimo siquiera de intentar una remontada heroica, como ante Unitarios, donde en el primer tiempo se estaba 20 abajo pero el funebrero la peleó y perdió por escaso margen , yéndose satisfechos por al menos mostrar una cara combativa y de verguenza deportiva. Anoche faltó todo eso, no se jugó a nada, defeccionando en todos los aspectos tácticos y personales y se entregó una imagen que llena de sombras el futuro no solo inmediato sino el que avizora un horizonte tremendo.
   "No puede ser que hicimos un papelón, y en el vestuario se están riendo como si no pasara nada; los jugadores nos abusamos que Javier y Pablo no nos cagan a pedos como lo hacía Gabriel, y no nos calentamos para hacer las cosas bien", me decía un juvenil, resignado a ser parte de este momento gris del equipo y desgrana un sentimiento que percibieron los pocos asistentes (40 personas, cantidad que pocos clubes pueden llevar, pero para Midland es poco, su media no baja de 60). Pero seguramente algo vió también Javier, ya que después de despachar a los chicos, se reunió a solas en el vestuario con los mayores y alli charlaron sobre este momento durísimo. Lo saben solo ellos, pero intuyo, se habrá hablado sobre los pasos a seguir, sobre las reales intenciones del conjunto en si, sobre las ganas de tomar las riendas a este barco hundiéndose lentamente, no solo en resultados, sino en el ánimo colectivo; me aferro más que nunca a los rescoldos y resabios emergentes tras la caída en Beccar, cuando todo estaba dado para la ansiada remontada (anoche, Beccar de local demolió por 40 al GEI, dejando constancia del buen partido que jugaron los nuestros una semana atrás), fue un mazazo a la autoestima de la cual costará salir, al menos en el corto plazo, ya que ahora habrá que viajar hasta Berazategui (masacró a Unitarios por 25 puntos en Marcos Paz) y tanto técnico como jugadores son conscientes que una producción medianamente similar ante los del sur implica una goleada escandalosa, lo que acentuaría una semi crisis que nadie desea...
   Anoche, una vez que la visita (rival que en condiciones normales se le puede ganar tranquilamente) estuvo abajo 5-4, metio un parcial de 11-0, liquidó el cotejo, no existía sobre la cancha la imagen de un local con las fuerzas físicas ni anímicas suficientes para remontar eso (un jugador demostró una exasperante falta de estado físico, a los 2 minutos estaba boqueando y tomando agua, arrastrándose en la cancha como nunca se lo había visto hasta ahora). Con una superioridad otorgada por los nuestros, Defensores sólo se dedicó a aprovechar los pésimos porcentajes de tiros (47% en libres, 35% en dobles y un terrible 13% en tiros de 3) y descansar en la buena noche de su base (metio 5 triples y asistió continuamente a sus compañeros que se divirtieron ante la nula marca ofrecida) para llegar a un momento del partido con 33 puntos encima (64-31, a falta de 8 minutos para el cierre); fue allí que bajaron un cambio, Midland salió a afrontar el tiempo restante con 4 juveniles (Ivan, Lucas, Diego y Juan Manuel) acompañados por su entrenador Pablo Bertoni. Y Pablo no desentonó, le puso garra, contagió a los chicos, y permitió finalizar el partido 22 abajo. Por eso solo,es que me quedo con él como el mejor dentro de un equipo que no apareció ni medianamente en su plenitud. Solo ráfagas muy aisladas; a mi me gusta Leo, y anoche mostró  estar físicamente impecable, pero erró demasiado bajo el aro, totalmente infrecuente en él; Lucas está cada vez mas asentado, y,dejando constancia de lo anormal que fue la produccion del equipo, el Negro fue el máximo rebotero con 7, perdió balones menos de lo habitual (4), pero fue inconstante. Andrés estaba peleado con el aro, divorciado con los lanzamientos de larga distancia (0 de 8 en triples) y tanto Sergio como Fede, fueron clonados en Beccar y los originales quedaron alla, en el Norte del Gran Buenos Aires. Nuevamente me gustó Dieguito Molina, no me extrañaría que en algunos meses ya sea el pivot titular, juega con hambre, enseguida los presentes en la tribuna notaron que es un distinto.
   No hubo más, debe haber sido el partido menos traumático que hayan dirigidos estos jueces, porque los chicos ni ganas de rasparse para cometer foules (15 en total en todo el partido). Me agarró un deja vú con el espanto colectivo que sufrieron mis ojos en Saavedra el año pasado, lástima esta vez haberlo vivido en casa, donde los hinchas se retiraron con una resignación pasmosa, mostrando en sus rostros el convencimiento que ésto será difícil remontarlo. La realidad decía que ibamos a luchar por no descender, y esa realidad anoche nos pego un cachetazo durisimo, un baño con agua helada en este incipiente otoño bonaerense...