Un solo paso màs

19 de diciembre de 2013
   Y lo hicieron de nuevo, como aquella serie ante San Fernando. Es màs, algunos de los jugadores fueron convencidos de que el cierre del lunes era un deja vu de lo que habìa sucedido en el primer cruce de play offs; hasta instantes nomàs de terminado ese cotejo, se retiraron tranquilos y confiados en revertir la serie, confiando en sus capacidades y en su mayor bagaje que Telèfonos, màs allà de ser èste un equipo respetable. Tanto el martes como horas antes del trascendental encuentro de anoche, me manifestaban su tranquilidad en devolver la serie a Libertad, sabìan que corrigiendo algunos aspectos, ganar no asomaba imposible. Y con un final increìble (por razones personales no pude viajar, pero con la tranquilidad que la periodista de la Federaciòn irìa a cubrirlos, apenas concluyò el cotejo, desde el grupo me mensajearon con la alegrìa de la victoria y asì pude enterarme del enorme paso que dieron para definir la serie en casa y lograr el ansiado ascenso a una C que tras las reestructuraciones promete ser la màs apasionante de las divisionales.
   Al estar con molestias fìsicas, Adriàn Quiroga (cabe mencionarlo para el anàlisis final del año, pero si Midland asciende, mucho tiene que ver Chocho con aquellas charlas de esa semana donde el equipo como tal se atomizaba) no pudo ser de la partida, y como esos guiños del destino, Cristian Bernardo, que estaba jugando escasos minutos, ingresò como titular, y aportò 11 puntos, incluidos 3 triples. Primer sìntoma que los dioses estaban con la casaca funebrera puesta. El otro, entre varios, fue que a diferencia del lunes, cuando ellos meten ese doble de corte faltando pocos segundos, y nuevamente Midland apelò al tiempo muerto para diseñar una jugada que le permitiese seguir con vida en la serie, esta vez funcionò, y como aquellas noches de años atràs, retornò el Bombardero de Libertad (tìtulo que u`se mucho hacia Gastòn Pàjaro cuando promediaba 20 puntos por cotejo para encestar ese triple salvador y desatar el desahogo en los jugadores ("estuvimos a tres segundos de un fracaso mayùsculo", me decìan anoche y hoy desde el seno grupal), quienes ahora estàn con la moral por las nubes, y probablemente liquiden la serie con holgura, porque son escasas horas para que Telèfonos se reponga del mazazo.
   Un enorme Adriàn Carmagnola, que se sacò las ropas de hèroe, y se las trasladò a otros (Federico Piquìn tuvo una de sus mejores noches, justamente en sus conexiones con el goleador), y un equipo que al no sentir las marcas y no tener altas efectividades en los lanzamientos permite reacciones contrarias (como aquì, tambièn se dilapidò una distancia de dos dìgitos y hubo que remarla en el resto del cotejo desde atràs), un Bernardo que se pareciò mucho al que asomò soberbiamente en el primer partido, allà lejos y hace tiempo en Claridad, y el resto acompañando en sus roles.
   Ganaron, fueron torazos en rodeo ajeno, y el retorno estuvo lleno de felicidad. Me alegrò escucharlos con algarabìa, compartir ese sentimiento de estar a un solo paso del objetivo de màxima, y aùn cuando ya era madrugada, la impaciencia porque llegue el viernes lo màs ràpido posible, cumplir con los deberes ("no tenemos opciòn, si no ascendemos, nos tenemos que ir varios") e irse de vacaciones con la tranquilidad de depositar al Funebrero en una divisional màs acorde a su rica historia basquetbolìstica. Pero en medio de esa algarabìa, tambièn me gustò escucharlos con los pies sobre la tierra, sabiendo que aùn queda una batalla màs. Una sola màs, y entonces si, descargar todas las tensiones por salir indemne de una "guerra" que se hizo màs larga que lo previsto.

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