Un partido que durò solo 20 minutos; cuando la falta de equivalencias fue tan notoria, los muchachos funebreros sacaron el pie del acelerador, se dedicaron a dejar correr los minutos e hicieron un entrenamiento ante 50 personas. Està bien, no tiene sentido golear por 40 puntos, abusarse innecesariamente y confundir el horizonte; a Moròn B se le ganò 72-57, pero cuando el descanso largo indicò 40-20, todos, incluida la visita, supieron de la conclusiòn del match en el ànimo colectivo. Midland ganò, sumò en la tabla, una tabla donde Palomar se mantiene invicto y donde el GEI comparte el segundo puesto con el Fune. Justamente, el mièrcoles pròximo hay visita a Ituzaingò, y allì no hay margen de experimentaciòn: ganar, y dejar el margen en una segunda rueda donde algùn resultado inesperado no nuble el horizonte. Definitivamente, son cuatro equipos buscando tres lugares (Claridad tiene una segunda rueda donde recibe a los de arriba, salvo Midland, y visita a los de abajo, por lo que mantiene intactas las chances); y como me dijeron algunos jugadores "yo quiero clasificar, despuès vemos el armado del equipo", en clara referencia a los distintos sistemas implementados por Pato. Por eso, es crucial el encuentro de la semana entrante; despuès una visita accesible ante Los Indios y en casa, ya asegurar el pase contra Claridad; despuès si, 6 partidos donde el entrenador podrà probar variantes tàcticas, jugadores en distintas posiciones (anoche quedò evidenciado que Cristian Bernardo es 2 y no 1) y hallar definitivamente un plantel estable. Vuelve a instalarse la falta de altura (en la anterior presentaciòn en Libertad hubieron 4 jugadores por encima del 1,90; anoche, solo 1), y desde ese dèficit, si llega a ser recurrente, nuevamente buscar alternativas ante lo que vendrà.
Cuando los primeros 10 minutos mostraban un 20-7 en el tablero, pronto desaparecieron los temores sobre alguna secuela de la derrota en Palomar; hay muy buen plantel, sòlido mentalmente. Quizàs, demasiado adrenalìnico, y desde ese concepto justificar el que se cometan tantas faltas sin sentido, como en el caso de Adriàn Carmagnola, cuyos primeros cuartos son demoledores, pero a los 7 minutos de empezado el cotejo se cargò con 3 personales y debiò ver el encuentro en la banca hasta el cuarto final (se lo dije la semana pasada, apenas sepa calmar esas inmensas ganas que lo transforman en el jugador mas desequilibrante del equipo, no baja de los 30 puntos. El propio entrenador de Palomar, en una nota que le hice la semana pasada, me manifestò la sorpresa por su juego y versatilidad). Afortunadamente, el rival era liviano, pero en otras circunstancias puede lamentarse; Moròn se apichonò en demasìa ante el poderìo vislumbrado enfrente, y no supo reponerse del cachetazo que implicò el ingreso de Juan Rosa, quien en una exhalaciòn convirtiò 3 triples, su especialidad, màs el acompañamiento criterioso de Leandro y Federico Piquin (me habìan dicho que le prestara especial atenciòn a su impronta verbal con sus compañeros dentro del rectàngulo; me recalcaron que su ausencia el mièrcoles pasado influyò en la caìda. Anoche lo seguì especialmente, y efectivamente, en lapsos prolongados es quien dictamina los movimientos de algunos) llevò al Funebrero a distanciarse a un 36-13 terminante. Fue allì, irònicamente, cuando Patricio pidiò minuto: faltaban 4:38, y la perforaciòn de la red visitante era constante; pero la emociòn desbordada al momento de lanzar desenfrenadamente por la tentaciòn de estar ante un equipo cauteloso en demasìa, hizo que los porcentajes de tiros externos se derrumbaran (hasta ese entonces, 4 de 19; en toda la noche, 7 de 32) y entonces el pedido de tiempo muerto. El regreso indicò un 7-4 favorable a la visita y el cotejo que jamàs volviò a ser tal.
El segundo tiempo sirvìo para darle minutos a jugadores con escasa participaciòn hasta entonces, cuidar el fìsico (el marcaje asfixiante en toda la cancha solo durò un par de minutos), rotar la banca y regular el tràmite en vista al porvenir: los rivales directos no estaban en el rectàngulo de Libertad. Fueron tan tranquilos esos 20 finales que en el global, la visita se impuso 37-32.
Triunfo entonces, esperando el choque crucial del mièrcoles en Ituzaingò. Y si se sigue en tren de experimentaciones, especulo con un quinteto inicial que lleve a Adriàn Quiroga y Leandro Portillo en la media cancha, Sergio Piquìn de 3 y el otro Piquìn con Adriàn fajàndose en la llave. Total, si no funciona, hay banca larga, con experiencia y categorìa. Sea como sea, al GEI hay que ganarle. Los clàsicos se ganan.
Midland: Cristian Bernardo (10), Leandro Portillo (14), Cristian Guerra (3), Adriàn Carmagnola (10), Federico Piquin (8) F.I. Juan Rosa (12), Matìas Lòpez (7), Sergio Piquin (2), Adriàn Quiroga (4), Hernàn Adamoli (2), Gastòn Pàjaro (0). DT: Patricio Caris.
Cuando los primeros 10 minutos mostraban un 20-7 en el tablero, pronto desaparecieron los temores sobre alguna secuela de la derrota en Palomar; hay muy buen plantel, sòlido mentalmente. Quizàs, demasiado adrenalìnico, y desde ese concepto justificar el que se cometan tantas faltas sin sentido, como en el caso de Adriàn Carmagnola, cuyos primeros cuartos son demoledores, pero a los 7 minutos de empezado el cotejo se cargò con 3 personales y debiò ver el encuentro en la banca hasta el cuarto final (se lo dije la semana pasada, apenas sepa calmar esas inmensas ganas que lo transforman en el jugador mas desequilibrante del equipo, no baja de los 30 puntos. El propio entrenador de Palomar, en una nota que le hice la semana pasada, me manifestò la sorpresa por su juego y versatilidad). Afortunadamente, el rival era liviano, pero en otras circunstancias puede lamentarse; Moròn se apichonò en demasìa ante el poderìo vislumbrado enfrente, y no supo reponerse del cachetazo que implicò el ingreso de Juan Rosa, quien en una exhalaciòn convirtiò 3 triples, su especialidad, màs el acompañamiento criterioso de Leandro y Federico Piquin (me habìan dicho que le prestara especial atenciòn a su impronta verbal con sus compañeros dentro del rectàngulo; me recalcaron que su ausencia el mièrcoles pasado influyò en la caìda. Anoche lo seguì especialmente, y efectivamente, en lapsos prolongados es quien dictamina los movimientos de algunos) llevò al Funebrero a distanciarse a un 36-13 terminante. Fue allì, irònicamente, cuando Patricio pidiò minuto: faltaban 4:38, y la perforaciòn de la red visitante era constante; pero la emociòn desbordada al momento de lanzar desenfrenadamente por la tentaciòn de estar ante un equipo cauteloso en demasìa, hizo que los porcentajes de tiros externos se derrumbaran (hasta ese entonces, 4 de 19; en toda la noche, 7 de 32) y entonces el pedido de tiempo muerto. El regreso indicò un 7-4 favorable a la visita y el cotejo que jamàs volviò a ser tal.
El segundo tiempo sirvìo para darle minutos a jugadores con escasa participaciòn hasta entonces, cuidar el fìsico (el marcaje asfixiante en toda la cancha solo durò un par de minutos), rotar la banca y regular el tràmite en vista al porvenir: los rivales directos no estaban en el rectàngulo de Libertad. Fueron tan tranquilos esos 20 finales que en el global, la visita se impuso 37-32.
Triunfo entonces, esperando el choque crucial del mièrcoles en Ituzaingò. Y si se sigue en tren de experimentaciones, especulo con un quinteto inicial que lleve a Adriàn Quiroga y Leandro Portillo en la media cancha, Sergio Piquìn de 3 y el otro Piquìn con Adriàn fajàndose en la llave. Total, si no funciona, hay banca larga, con experiencia y categorìa. Sea como sea, al GEI hay que ganarle. Los clàsicos se ganan.
Midland: Cristian Bernardo (10), Leandro Portillo (14), Cristian Guerra (3), Adriàn Carmagnola (10), Federico Piquin (8) F.I. Juan Rosa (12), Matìas Lòpez (7), Sergio Piquin (2), Adriàn Quiroga (4), Hernàn Adamoli (2), Gastòn Pàjaro (0). DT: Patricio Caris.